Tuviste bastantes motes; Teteta, mi niña… El yayo y la yaya te querían con locura
La gracia que nos hacía cuando te enfadabas y te ibas a consolarte con la muñeca.
Siempre recordaremos lo buena que eras, nunca ladrabas y como salías a recibirnos a la escalera.
Te amaremos y permanecerás siempre en nuestros corazones. Te echamos de menos